Los que tenemos hijos muchas veces debemos “tragarnos” ciertas películas infantiles para que nuestros hijos disfruten.
De estos programas y películas algunos nos gustan y otros no; los hay, como ocurre con los de Disney que intentan enseñar a los niños los valores clásicos, mientras otras con nos entretienen tanto a nosotros como a ellos.
Quien no ha disfrutado de lo lindo von Sherk o todas sus secuelas como el “Gato con botas”.
Dentro de ese tipo de personajes está incluido Gru, de quien acaban de estrenar la segunda de sus aventuras.
He tenido la suerte de ver la segunda parte, y la verdad es que tenía ganas de verla, en parte por lo que me gusto la primera aunque también porque no negarlo por todo lo que había leído por Internet de ella y de los “minions”, esos personajillos amarillos que acompañan a Gru en todas sus aventuras.
Y es que esos “personajillos” son muy curiosos, en todas las pelis de Gru hay “miles” de ellos pero el villano los reconoce a todos, y los llama por su nombre, aunque a nosotros nos parezcan con los “chinos”, todos iguales.
Pero desde luego esa no es la característica que más me llamo la atención, sino como ocurre con los pitufos en el caso de los minions, “las minions” no existen.
Aunque en este caso ellos no tienen ninguna pega por caracterizarse de diferentes maneras, al estilo Mortadelo; que “majo” esta el minion que juega al golf, los que salen de la playa o ese caracterizado con las frutas a lo “Carmen Miranda”.
Así como los diferentes guiños que estos personajillos tienen en la película hacia el mundo gay, o lo que se denomina gay friendly; algunos más que evidentes como el final de la segunda película con minions interpretando el YMCA al más puro estilo Village People, u otras que pueden pasar incluso más desapercibidos como cuando el minion disfrazado de “ama de llaves” pasa el aspirador al más puro estilo Fredie Mercury en su famoso video “I want to be free”.
Guiños que pasan desapercibidos para el público infantil pero que los adultos las “cazamos” al vuelo y la verdad es que dan un toque a la película, haciendo que esta segunda parte de Gru sea todavía más maravillosa que la primera y reconozco que me ha encantado; el malo de la peli que esta vez se llama “el Macho” o cuando el propio Gru se disfraza del hada Rosa, así como todo el mundo que rodea la película, simplemente genial.
No dejéis de verla con vuestros hijos pero os recomiendo que esta vez la veáis con ojos de adulto, la disfrutareis el doble.