Es una barbaridad lo rápido que va la tecnología y sobre todo en lo referente a los productos denominados de » gran consumo”.
Esta » velocidad » hace que productos que hace unos meses eran usuales ahora sea difícil el encontrarlos.
En canales » clásicos» como explicarle a mi padre de 82 años que su impresora conectada a su » resistente» Macintosh SE ha dejado de funcionar y que no vamos a encontrar sustituto.
Y es que hace unos días intente comprar un disco multimedia, de esos que se conectan a la televisión y nos permite ver ficheros de vídeos casi en cualquier formato.
Acudí a unos grandes almacenes a fin de encontrar cualquiera de las marcas habituales y volverme a casa a disfrutar con la familia.
La sorpresa llego cuando después de dar varias vueltas por las estanterías, tanto de informática como de reproductores, decidí preguntarle al “dependiente”.
El chico, muy amable, y solícito me responde un simple “no hay”, y puesto a que estoy poniendo una gran cara de sorpresa se propone a explicarme.
Resulta que ahora “todas” las teles vienen ya con entrada USB en la que se puede conectar un disco o un –“pincho” y ellas mismas reproducen los archivos sin necesidad de “intermediarios”; y esa en definitiva es la razón por la que los discos multimedia han desaparecido y ahora podemos comprobar discos USB “normales” o incluso wi-fi que te permiten pasar los archivos desde tu ordenador para reproducirlos en la televisión.
Afortunadamente, había una opción para los que como yo nos habíamos quedado “caducos”, ya no sé si mi padre tendrá tanta suerte con su LaserWriter 16/600 PS, y la opción pasaba por un TDT con entrada USB y decodificador de vídeos. Una buena solución que nos permite ver películas y series en nuestras “viejas” TVs; pero que sobre todo me ha servido para darme cuenta de lo rápido que se nos queda vieja la tecnología.