Hace unos días vi por televisión un video de Manu Tenorio, ¿os acordáis?, aquel chico de la primera edición de Operación Triunfo que cantaba con Rosa, Bustamante o Bisbal.
Y fue mientras veía el video de la canción, «La puerta abierta» del nuevo disco de Manu Tenorio «En primera persona«, cuando me acordé de los programas de promoción musical y de cómo han cambiado las cosas.
Desde qué en el año 2001 apareció Operación Triunfo, muchos han sido los programas de televisión cuya principal misión era encontrar al «artista del siglo».
De Operación Triunfo a La Voz, cientos de artistas han pasado por las cámaras, nos los han «metido» en nuestra casa y nos los han presentado como las nuevas revoluciones musicales; pero ¿cuántos han quedado?, ¿cuántos han conseguido triunfar?, ¿cuántos, pese ha ganar los «dichosos» concursos, han conseguido hacerse un hueco en el complicado panorama musical?.
Mientras otros triunfan gracias a su buena música y a su imaginación, como es el caso de Pablo Alborán, estos «hijos de la televisión» son rápidamente olvidados por el gran público, y su sueño de fama y popularidad se desvanece cuando acaba el concurso.
Y es que salvo unos pocos que supieron aprovechar el tirón, como Bisbal y Bustamante, el resto ha quedado en segundo plano y se dedica a sacar de vez en cuanto algún disco o canción que vuelve a sonar en todas las emisoras de radio.
Estos “triunfitos” de segunda fila todavía suenan: Manuel Carrasco, Manu Tenorio o Chenoa, mientras que otros como Beth o el reciente Jadel han quedado olvidados, productos de consumo televisivo de los que jamás se supo nada más.