El e-mail se ha convertido en una herramienta imprescindible en nuestra vida, lo hemos convertido en parte fundamental de nuestra comunicación con el mundo, y todos al menos tenemos una cuenta, aunque sea a nivel particular por la que nuestros contactos nos envían todo lo que “quieren decirnos”.
Y dentro de lo que compone nuestra dirección electrónica debemos de tener claro que todo lo que se encuentra a la izquierda de la arroba es lo que nosotros decidimos que aparezca, es de lo que los “usuarios” somos directamente responsables.
Por eso elegir bien el nombre de nuestra cuenta de mail es importante para que la gente nos “recuerde” y nos pueda encontrar de una manera sencilla.
De ahí que las “combinaciones” de nombre + apellido, inicial + apellido sean las más populares dentro de las direcciones de email de las personas.
Porque sobre todo miramos que se nos recuerde de una manera fácil y que las direcciónes queden en la memoria de quien se la demos.
Pero esta construcción de las direcciones de e-mail cobra especial sentido cuando hablamos de direcciones de e-mail para empresas, ya que allí es bueno seguir una regla estándar para todos y que de esa manera quien conozca una dirección pueda conocerlas o reducirlas todas.
Por eso si al comenzar a crear las direcciones de e-mail de la empresa decidimos construirlas con nombre más apellido, inicial del nombre más apellido o nombre punto apellido, continuemos creándolos de esa manera.
No existe la combinación perfecta, elijamos la que más nos guste pero llevemos la hasta el final de sus consecuencias y facilitemos así mediante esa «regla» nmotecnica que todo el mundo tenga claro como son nuestros emails.