En el cómic como en la vida hay temas tabú, temas que todos sabemos que están allí, que existen, que vivimos con ellos pero que no nos atrevemos a tratar.
La homosexualidad y el racismo entran dentro de ese «ramillete» de temas que mucha gente tiene miedo a tratar.
Stuck Rubber Baby, o los Mundos diferentes, de Howard Cruse, habla de estos dos: de la historia de Toland un joven de «la América profunda» con muchos problemas para relacionarse en una sociedad que da la espalda a homosexuales y negros.
En la América en la que Kennedy es presidente y donde el Ku-Kux-Klan continúa agrediendo a todo el que es diferente, Toland intenta «aclarar» su vida tanto en el plano social como en el sexual.
Una historia de juventud que Toland cuenta a su pareja, un hombre, cargada de sufrimiento y lucha.
Eran años convulsos en Estados Unidos, y así lo refleja Howard Cruse, su autor, a lo largo de todas las páginas de su obra.
Una novela grafica que bien se podría tratar de autobiográfica, contada desde el recuerdo, en primera persona, por su personaje principal, Toland Polk. La historia de un homosexual reprimido que vive en un pueblo «sureño», nada convencido de su orientación sexual intentándose pasar por heterosexual.
La novela muestra una lucha constante por mantener esa identidad, por esa libertad sexual, en un momento en el que el país se hallaba envuelto en una defensa por los derechos civiles y la igualdad entre las razas.
Salpicada también de su propia «banda sonora», el jazz y el blues inundan las páginas como música reivindicativa que lo fue en aquel momento, y siendo, en algunos casos, el hilo conductor de la historia.
Está dibujada en blanco y negro, con crudeza, con ese estilo tan característico del cómic underground americano de los años ochenta, y aunque con toques de ficción, contando un historia que pudo perfectamente ocurrir de esa manera.
Y por si todo esto no bastase, al terminarlo y bucear en la historia de esta novela gráfica, descubro que ha sido laureada en varias ocasiones, incluyendo el premio Eisner en 1996, que la consideró la «Mejor Novela Gráfica» de aquel año.
Así que no me queda más que recomendar su lectura e invitaros a entrar en un «mundo diferente»… que quizás no lo sea tanto.