Hace unos meses escribí en el blog un artículo titulado “Castañuelas que llegan al corazón” donde contaba lo que sentía al ver bailar la jota a mi hija Lucía. Ahora he vuelto a sentirlo, he vuelto a emocionarme viéndola, y esta vez ha sido en un escenario «singular».
Cuando a primeros de septiembre Juan, director del grupo «Aires de Albada» nos llamó para comentarnos la posibilidad de que Lucía bailase el 14 de Octubre en la Plaza del Pilar, todos nos pusimos muy contentos y orgullosos de ella; teníamos ganas de verla bailar.
Pero Lucía, en un primer momento, sintió miedo: actuar en semejante escenario le impresionaba; pasar de un festival «familiar» al «templo de la jota» sin haber pasado por escenarios intermedios asustaba.
Pero poco a poco el miedo desapareció; María, Sergio y Juan daban al grupo cada vez más seguridad y Lucía «soñaba» con hacer sonar sus castañuelas delante de la Virgen.
Y llegó el gran momento, tras unos días de fiesta moviditos y con éstas a punto de terminar, nos levantamos el domingo con nervios mientras Lucía se ponía sus mejores galas y nos preparábamos para salir hacia la Plaza del Pilar.
Primer susto: llegando al cruce de Avenida Madrid con Conde Aranda, la policía municipal nos prohíbe el paso hacía la Plaza Europa pues los cabezudos estaban corriendo por la calles; complicado llegar desde donde estábamos al parking de la Plaza del Pilar; comienzan los nervios.
Segundo susto: comienza a llover, lo que nos recuerda el chaparrón del miércoles anterior cuando la lluvia “mandó a casa” al grupo; más nervios, lloros incluso de la pobre Lucía que veía cómo podía suspenderse la actuación que con tanta ilusión habían preparado.
Pero la lluvia paró, salió el sol, llegamos a la hora a la plaza y encontramos que la familia, como siempre incondicional, nos estaba guardando un sitio en primera fila.
Juan salió al escenario: había llegado el momento, presentaba a la Escuela de canto y baile “Aires de Albada”.
Empezó saliendo Javi, compañero de Lucía del grupo de baile, y que también se atreve con el canto; él fue el primer valiente en salir a la “palestra” y enfrentarse él sólo a todo el auditorio de la Plaza del Pilar.
Después salió el grupo de baile, Lucía en primera fila, con algún nervio supongo, y nosotros llenos de orgullo de verla allí sobre el escenario bailando al ritmo de “la jota de Alcañiz”.
Tras ellos salió a cantar Guillermo, el pequeñín del grupo, cinco años de «voz aragonesa» que llenó la plaza de canto; sin ningún miedo, con naturalidad, igual que si cantase delante de sus padres o de sus abuelos, arrancó del público un caluroso aplauso y una sonrisa.
«Bolero de Caspe» fue la segunda jota bailada por el grupo, con el miedo ya perdido y unos niños entregados a ella.
Le tocó el turno a Pablo, una voz preadolescente que promete, y que nos cantó la última jota de la mañana interpretada por este grupo.
Pero faltaba el último baile, la traca final, que fue cuando salieron a bailar «San Lorenzo«, la jota de Huesca, que he de reconocer que me gusta y me llena de emoción cada vez que la escucho.
Igual que los danzantes el día 10 de Agosto delante del Santo, la Escuela de Jota “Aires de Albada” bailaba en el escenario delante de la Virgen.
Saltos, castañuelas y ese círculo que tanto nos gusta en casa, adornaban los acordes de la jota, para terminar Jorge y Lucía en el centro del escenario “saludando” al público.
Orgullo de padre, como no podía ser menos; encantado de ver a mi hija bailar, ver cómo lo hace de bien y sobre todo el empeño y el corazón que pone en hacerlo.
Contento y agradecido a María y Sergio por lo que han conseguido, haciendo “salir” a nuestros hijos del pequeño local de Padre Manjón para llevarlos a lo más alto, al que puede ser uno de los escenarios si no más importante, sí más emblemático para bailar la jota, la Plaza del Pilar, delante de la Virgen llena de flores, acompañando a estos jóvenes joteros.
Y sobre todo emocionado por el arrojo de estos niños que no paran de enseñarnos día a día.
Enhorabuena, gran articulo. Enhorabuena por tu orgullo de padre. El babero que no se caiga!
Emocionado me has. Enhorabuena a Lucía.
No he podido evitar que me se me empañen los ojos, soy de lágrima fácil…
Pero ver a nuestra hija bailar, sonreír cuando miraba al respetable y sobre todo disfrutar de esa manera, es sobrecojedor. Te quiero Lucía, eres lo mejor que nos ha pasado. Gracias por nacer en nuestra familia.
Gracias a vosotros. A los padres que acompañáis a vuestros hijos y los animáis a seguir con sus aficiones. Nosotros muy contentos al ver que somos capaces de transmitir a los más jóvenes lo que sentimos por nuestro folklore y encantados de que forméis parte de esta gran familia que es «Aires de Albada».