Reciclar hasta los edificios

Decir que hoy en día estamos dentro de la “cultura del reciclaje” no es ninguna novedad; contenedores de diferentes colores y recipientes para dejar pilas, toners o medicamentos pueblan nuestras calles; plásticos, papel, latas, ropa, ruedas… y por qué no, también edificios.

Y eso es lo que han hecho en la plaza de toros de las Arenas de Barcelona que fue reabierta en Marzo de este año… reconvertida en un centro comercial.

Hace ya muchos años que la torre de la iglesia de Badain, pequeño pueblo del Pirineo, fue rehabilitada y utilizada como albergue, o que el antiguo Matadero de Huesca funciona como centro cultural; rehabilitar, o reciclar y volver a encontrar un uso para aquellos edificios que estaban “abandonados” es una buena práctica.

Y la plaza de toros de las Arenas de Barcelona es un buen ejemplo de ello: un proyecto que empezó en el año 2003, que ha sufrido parones, pero que sobre todo ha intentado y conseguido mantener la estructura circular de este edificio histórico situado en plena plaza de España.

Tras la decisión de no celebrar festejos taurinos en ella se ha convertido en un moderno centro comercial con un recuerdo arquitectónico exterior al Centro Pompidou y un buen aprovechamiento interior del espacio.

E independientemente de lo que se pueda pensar del Centro Comercial y nos interese ir o no de compras, sí os recomiendo que paséis a verlo, que paguéis el euro que cobran por montar en el ascensor que sube a la “terraza superior” donde se encuentra la cúpula de 27 metros de altura y el mirador desde el que podréis disfrutar de una preciosa “vista redonda” de la Ciudad Condal.

Disfrutar de las vistas, aprovechar la zona de restauración para tomar algo o para comer en sus restaurantes que, pese al sitio en el que se encuentran, tienen un precio razonable. O si no, disfrutar de los espectáculos que se ofrecen en el escenario de la Cúpula de las Arenas. Y una vez allí descender por el interior del centro para ver las curiosas conexiones entre escaleras y ascensores y el acondicionamiento interior de lo que hasta hace unos años fue una plaza de toros.

Pero sobre todo disfrutar del espacio, y espero que coincidáis conmigo en que iniciativas como ésta ayudan a ver un poco de cordura en los procesos de edificación de los ayuntamientos y las entidades privadas; para mí son buenas, ya no sé si rentables a corto plazo, pero sí dignas de tener en cuenta y ser mencionadas.

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