Hoy he vuelto a llorar; no sé muy bien por qué pero últimamente tengo los sentimientos a flor de piel.
Esta tarde en un cuentacuentos en la Biblioteca de Santa Orosia me he emocionado; he estado escuchando un cuento basado en una historia real sobre la bibliotecaria de Basora (de Jeanette Winter) y se me ha puesto la carne de gallina: la historia de una mujer que decidió salvar la biblioteca en medio de la guerra de Irak, que dio su vida por lo que más amaba en este mundo, aquellos libros.
Alguien que tenía un ideal, una ilusión y una meta, y las ganas de querer llevarlo a cabo.
El haberme emocionado me ha hecho pensar en lo difícil que nos resulta expresar nuestros sentimientos, ¿por qué no queremos hacerlo?… la verdad es que no me entiendo ni yo.
Reconozco que en los últimos meses “aprecio” más las cosas que tengo a mi alrededor o simplemente las que la vida me pone delante; hace tiempo alguien me dijo que la vida pone delante de ti todo lo que necesitas… y que razón tenía.
Una simple reunión con antiguos compañeros de estudios hizo que llorase y me emocionase (y aún hoy lo continúa haciendo); el que alguien devolviese mi bolso perdido en la playa o el accidente del autobús de GM, me pusieron un nudo en el estómago.
Y me pregunto, ¿es malo?. Sinceramente pienso que no: me encanta tener sentimientos y expresarlos, me hace sentir más vivo y encontrarme mejor.
Es difícil de explicar, pero puedes emocionarte con una canción, un recuerdo o una frase, y no hablo simplemente de llorar, sino de expresar emociones y sentimientos.
¿Por qué no expresamos lo que sentimos, y no sólo lo que pensamos? es toda una experiencia, nos hace sentir mejor y aunque es difícil siempre es gratificante.
Simplemente os lo recomiendo: abrazad a las personas que queréis, llorad y reíd con ellas. Pero también decidles cuándo las cosas no os parecen bien, o simplemente no os gustan; la comunicación y los sentimientos pueden arreglarlo todo.
Y nunca olvideis lo que decían los Mestizos:
"Sentirse bien estan fácil…
y yo me siento tan bien".