Hace unos dias recibí un regalo, un reloj; fue una sorpresa, algo inesperado que me encantó y que me ha hecho reflexionar sobre el verdadero valor de los regalos.
Un regalo para mí es algo más que un objeto bonito, debe ser algo que te apetezca que la otra persona tenga, algo que quieras compartir.
A todos nos gusta recibir regalos, pero creo que estos deben conseguir crear un "vínculo afectivo" con la otra persona. Por eso no me gusta "regalar por regalar", aquellos regalos que cumplen la función de "pagar" ciertas situaciones de la vida; no me gusta llamarlos regalos. Por ejemplo en las bodas, ¿no os da la impresión de que nos estamos "pagando" el cubierto?. Cuántas veces hemos dicho "cómo voy a regalarle sólo eso".
La verdad, me parece triste; si hacemos los regalos desde el corazón y sabemos "separar" lo material del hecho del regalo en sí mismo, conseguiremos estar felices cuando recibamos regalos-regalos, y más todavía cuando los hacemos.
Sería precioso conseguir regalar lo que en ese momento nos apetezca, y seguro que así conseguiríamos llegar al corazón de la otra persona.
Tampoco creo que sea necesario esperar a un "día especial" para regalar; ahora llegan las navidades y todos nos enfrascaremos en la vorágine consumista para intentar comprar lo más grande, bonito, caro y ostentoso para nuestros seres queridos. Pero ¿realmente hace falta?. Una vez en un curso de crecimiento personal me comentaron que el mejor regalo que les podía hacer a mis hijos era jugar con ellos… , y que razón tenían. Además podemos hacerlo sin esperar a esas fechas, ¿por qué no hacer un regalo un 3 de noviembre siemplemente por el hecho de que queremos hacerlo?.
Soy de los que piensan que el mejor regalo que me han hecho nunca, me lo hicieron mis padres al traerme al mundo, y por eso cuando me acuerdo de ello me gusta regalar.
Huyamos de "corbatas y flores", regalos típicos del día del Padre o de la Madre que se hacen sin ningún valor, y a partir de ahora regalemos "un pedacito" de nuestro corazón. Como en todo en esta vida, en los regalos también merece la pena poner un "trocito" de nosotros, de nuestra esencia.
Totalmente de acuerdo, Isaac. Esos regalicos inesperados, salidos del corazón, de un impulso, son los verdaderos regalos. Ah, y respecto a los «regalos» de boda, creo que realmente un auténtico «impuesto revolucionario». Tremendos. Un besico, Isaac.
Hoy aguien a quien quiero mucho me ha me ha hecho un regalo,cosa que por su parte no es habitual,muy raro,incluso …el regalo ha sido una planta….DE PLASTICO!!!
..y,la pregunta es…¿debería sentirme ofendida o,dado la rareza de que esta persona me haga un regalo,quizás agradecida y gratamente sorprendida…?
Que tal si regalamos conocimientos,