En estos días no hace falta que descubramos a nadie que estamos de fiestas en la ciudad; engalanada y preparada para acoger a todos los que quieran venir, Zaragoza se convierte en un vivero de espectáculos, luz, sonidos y momentos impagables.
Un simple paseo por Independencia nos puede llevar desde los Andes hasta los suburbios de Harlem para ver una batalla de Break-Dance; los espectáculos abundan y los hay de grandísima calidad.
Pero un sitio que siempre me ha encantado es el parque de las marionetas, que normalmente se monta en el Parque José Antonio Labordeta, un lugar para mí lleno de magia y encanto.
En él suelen reunirse una variedad de artistas que hacen las delicias de todos los que nos acercamos por allí.
El Parque de los Títeres se divide en varias zonas donde los artistas nos enseñan sus espectáculos.
Por una lado tenemos la zona de exposición alrededor del Kiosko de la música, con espectáculos y "casetas" con venta de marionetas.
En el kioskio contamos con un espectáculo sorprendente de la Orquesta Zingarozana, una banda de zíngaros zaragozanos liderados por Joaquín Murillo que hace la delicia de grandes y chicos… La verdad es que no me canso de escucharlos.
También tenemos una zona de "carpas" con espectáculos de los que podemos disfrutar por el coste simbólico de 2 euros.
El miércoles tuve la suerte de asistir a dos que me parecieron impresionantes: por un lado Barti (en la carpa Bagdag), una marioneta que tocaba el piano y la guitarra, pero realmente impresionante en lo que se refiere a la "complejidad" del títere.
Por otro lado estuve en uno de los "clásicos" El Circo de las Pulgas, donde Mimí, Zazá y Lulú las tres pulgas amaestradas de Alfredo Panzani me hicieron pasar uno de los mejores ratos de estas fiestas; el espectáculo impresionante, lleno de magia y humor, perfecto un diez.
Y alrededor de todos ellos, un año más, me encontré conCivi Civiac, un reencuentro agradable y entrañable.
Conocí a los hermanos Civiac hace muchos años cuando iba a Pueyo de Santa Cruz a casa de mis abuelos, y disfrutaba, al igual que todos, de los trucos de magia que su padre nos hacía para divertirnos en las tardes de verano.
Por eso no me extrañó cuando me entere que Ismael, de nombre artístico Civi, había decidido dedicar su vida a la magia.
Desde entonces he intentado acudir cuando ha venido a Zaragoza y ahora incluso lo sigo en el Facebook, y cómo no, este año también estuvimos viéndole en la Feria de los Imposibles.
Éste es el lugar donde el paseante encuentra una "propuesta de juegos de participación, donde el público se encuentra disfrutando de un mundo mágico, donde nada es lo que parece", como el mismo Civi Civiac define.
Grandes y pequeños disfrutamos de ella, jugamos, pensamos y nos sorprendemos de esa feria de 400 metros cuadrados llena de artilugios y cachibaches.
"La Feria la componen 25 elementos entre: mesas, artilugios de ingenio, inventos mágicos, cajas misteriosas, espejos surrealistas, cuadros de doble visión, taumatropos, caleidoscopios, etc.. Dada la estética de las cajas, fabricadas de manera artesanal, el vestuario de principios de siglo y la cuidada música, se ha conseguido emular a las curiosas barracas de feria y conseguir que el público se sumerja y viaje a las típicas ferias de antaño. Las acciones y actuaciones de calle, mezcladas con la picardía y el engaño de los personajes, sitúan a todo este espectáculo a medio camino entre las barracas de feria y el circo ambulante".
Desgraciadamente Civi Civiac por este año se ha ido ya de Zaragoza, pero esperamos que el año que viene vuelva, pues es un clásico y que además de su Feria de los Imposibles, lo haga también con sus espectaculos de magia sorprendentes y maravillosos.